El Altar de Dolores forma parte de una tradición exclusivamente oaxaqueña que se erige durante el sexto viernes de Cuaresma. Esta costumbre fue adoptada por los feligreses oaxaqueños desde la época colonial para conmemorar el dolor de la Virgen María por la muerte de su hijo durante su crucifixión.
En su libro “Oaxaca Crónicas de su Grandeza (2016-2018)”, el cronista de la ciudad, Ing. Jorge Bueno Sánchez, rememora que esta celebración inició en la época virreinal con los sacerdotes jesuitas, quienes en el Siglo XVII establecieron la hermosa costumbre en el templo del Patrocinio, donde ha perdurado desde que era capilla del Hospital de la Sangre, en el pequeño templo de San Cosme y San Damián.
Actualmente, los altares de Dolores se construyen en áreas públicas, mercados, casas y templos, para conmemorar el dolor de la Virgen María, la madre de Jesús agonizante en la pasión.
Según Bueno Sánchez, el altar inaugura un ciclo de vida, pues inicia en la primavera y el comienzo de las lluvias, es un tributo también a la madre tierra. Es decorado con macetitas de barro en forma de copa, donde se siembran dos semanas antes semillas de trigo, maíz y lentejas; también se germina la chía en borreguitos de barro.
Asimismo se colocan palmas que simbolizan el martirio de Jesucristo durante la pasión del “Mártir del Gólgota”, las bellas coronas se elaboran con el corazón de las palmas, conocidas como de “cucharilla”, por su forma.
El cronista capitalino relata en su obra que otros elementos importantes son las hierbas de olor: álamo, laurel, tomillo y romero. Además que debe adornarse con toronjas pintadas de dorado y clavadas en ellas unas banderitas de papel picado y como símbolo del dolor de la Virgen se colocan siete esferas de cristal con agua de colores, ya que estas significan sus siete dolores.
El cronista explica que los siete dolores son: La profecía de Simeón en la presentación del niño Jesús, La huida a Egipto con Jesús y José, La pérdida de Jesús, El encuentro de Jesús con la cruz a cuestas camino del Calvario, La crucifixión y la agonía de Jesús, La lanzada y el recibir en brazos a Jesús ya muerto y El entierro de Jesús y la soledad de María.
Como parte de esta ritualidad, este viernes en el Templo del Carmen Alto y como parte de las actividades coordinadas entre el Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez y la Arquidiosis de Antequera durante la Semana Santa, se llevó a cabo un concierto de música sacra a cargo del Coro de la Ciudad, dirigido por Israel Rivera Cañas, para beneplácito de las y los feligreses locales y del turismo nacional y extranjero.
Ahí los treinta integrantes de la agrupación coral, acompañados del pianista Óscar Martínez García, deleitaron a las y los asistentes a la evocación del Altar de Dolores con melodías tales como: Dies irae, Rex tremendae, Lacrimosa y Ave verum de Amadeus Mozart; Pie Jesu, Kyrie, y Liberame de Gabriel Fauré, Sanctus de Gounoud, entre otras.
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