En la Octava de los Lunes del Cerro, las regiones del estado representadas por 13 delegaciones comparten con el mundo el valor cultural de sus costumbres y tradiciones.
Como hace 84 años y con un Auditorio Guelaguetza totalmente renovado, el Pueblo de Oaxaca entregó su gueza (como principio de compartir) y se vistió de folclore y tradición durante la celebración de la Octava de los Lunes del Cerro, representada por 13 delegaciones provenientes de las ocho regiones del estado, cuyos integrantes mostraron ante más de 11 mil personas parte de las costumbres, sones, danzas, música y festividades que protagonizan en sus comunidades.
Desde el Cerro del Fortín y con la quema de un “torito” de juegos pirotécnicos, México y el mundo fueron testigos de la riqueza cultural que se vive a lo largo y ancho del territorio oaxaqueño al cerrarse con broche de oro, una de las fiestas étnicas más importantes de la República Mexicana y América Latina: La Guelaguetza.
Como es tradición en esta fiesta oaxaqueña, la Diosa Centéotl 2016, representada por Leticia María Reyes Salinas, originaria de Santiago Jamiltepec, fue la encargada de dar la bienvenida a las y los asistentes que con gran algarabía brindaban el aplauso y mostraban su beneplácito de ser testigos de la fiesta racial más grande de México.
Fue la delegación de la chirimía la encargada de abrir esta magna fiesta y dar paso a las Chinas Oaxaqueñas, quienes con una gran alegría bailaron el “Jarabe del Valle”, acompañadas de los tradicionales monos de calenda, marmotas, faroles y flores con grandes adornos.
La cultura Chinanteca se hizo presente en la Rotonda de la Azucena, con la presentación del son “La compañera del Chinanteco” de Santiago Jocotepec, cuyos intérpretes mostraron su cultura que ha trascendido generación tras generación.
Asombrados, turistas y oaxaqueños conocieron también las costumbres y tradiciones de San Jerónimo Tecoátl, quienes mostraron la realización del “Bautizo Mazateco” y “Lavada de Manos”, además de los sones Tecoaltecos, cuyo ritmo contagiaba al público con aplausos.
Momentos nostálgicos también se vivieron en esta Octava de los Lunes del Cerro, cuando tocó turno a la delegación de Tlaxiaco de la región Mixteca, cuando en el preámbulo de sus sones y jarabes, se escuchó en el Cerro del Fortín la “Canción Mixteca”, de José López Alavés, lo que provocó la emoción del público, cantando la letra de dicha melodía y ondeando los sombreros como ya es tradición.
Quienes pusieron también su toque alegre a esta fiesta racial, fueron las y los representantes de San Pedro Ixcatlán, quienes presentaron el son “Na´ Puta Chichi”, el cual se caracteriza porque las mujeres y hombres de la región muestran su alegría sin igual.
San Melchor Betaza y San Jerónimo Tlacochahuaya no podían quedar fuera de esta máxima fiesta, el primero deleitando al público con sus “Sones y Jarabes de Betaza” y el segundo con la emblemática “Danza de la Pluma”, que tiene sus orígenes prehispánicos de la cultura zapoteca.
La alegría y los aplausos también fueron para “El Fandango Zapoteco”, presentado por hombres y mujeres de Santo Tomás Mazaltepec, y por supuesto, para las bellas mujeres de la Cuenca del Papaloapan, quienes provenientes de San Juan Bautista Tuxtepec, nuevamente cautivaron al público con su “Flor de Piña”, un baile que en cada presentación se roba las miradas y la emoción de las y los asistentes.
Entre ovaciones y al grito de ¡Ya llegaron los de Ejutla! Fue como se presentó esta delegación de la región de los Valles Centrales, una de las más esperadas con la ejecución del “Jarabe Ejuteco”, cuyos bailarines hicieron gritar al público de la emoción al pronunciar pícaros versos que disputan hombres y mujeres de la región. En respuesta, el público aplaudió al compás de las notas musicales.
La elegancia de las mujeres istmeñas también fue admirada por los presentes con la participación de Juchitán de Zaragoza al mostrar a México y al mundo “La vela de Juchitán”, quienes al son y con pasos cadenciosos, mostraron las tradiciones tan arraigadas de ese pueblo zapoteco.
En esta primera edición de la Octava de los Lunes del Cerro, no podía faltar la participación de la región de la Costa con San Pedro Pochutla y Santa Catarina Juquila, quienes contagiaron de risas a los 11 mil asistentes con sus versos tan pícaros, muestra de la alegría que caracteriza a los hombres y mujeres de esta región del estado, además de sus sones y chilenas que contagiaban la emoción del momento.
En una fiesta de hermandad que se prolongó por casi cuatro horas, concluyó la primera presentación de la Octava de los Lunes del Cerro, con un público alegre que disfrutó en todo momento de la gueza que las delegaciones compartían con ellos al término de cada presentación, la cual consistió en alimentos, artesanías y productos propios de cada comunidad, además de un ambiente festivo y familiar en el que las autoridades de seguridad, reportaron en saldo blanco y sin incidentes.
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